4 nov 2014

Visión personal sobre el arte (I)

Tras 2 años estudiando (y empezando el último) ilustración he ido intentando profundizar sobre el arte, comprenderlo y con ello buscar nuevos horizontes. 
 
Partiendo desde las más básicas nociones hasta los conceptos más variados el arte es muy personal a la hora de afrontarlo. Dos personas pueden decir que les gusta una obra pero detrás pueden tener opiniones poco menos que opuestas en lo relativo a ciertos aspectos de esta. Es la belleza del arte, sujeta a interpretación y sobre lo que cada uno puede opinar (con más o menos acierto) pueden correr ríos de tinta sin repetir apenas palabras. Y consecuentemente cada uno tiene su propia idea sobre lo que debe ser el arte.

Sería muy pedante decir que sólo existe un tipo de arte correcto, pues la expresión no conoce límites y no hay ninguna regla divina o universal que prevenga a quien sea de expresarse de una manera u otra.
En mi caso hablaré sólamente del arte figurativo pues el abstracto se escapa en la mayoría de las ocasiones a mi comprensión y prefiero no hablar de aquello que no comprendo (ni creo que alguna vez alcance a comprender).

Para poder ser directo y evitar sobreextenderme en exceso me centraré en ilustración que es el campo que yo más toco junto a arte conceptual. Reiteraré que todo esto que voy a comentar es por supuesto una interpretación personal, con la que pretendo intentar acercar a otros mi forma de pensar y trabajar a la hora de dibujar.

Comenzaremos con lo que yo creo que es básico, hablar del porqué. La razón por la cual (yo por lo menos) nos vemos motivados a intentar plasmar o bien el mundo que nos rodea o nuestros mundos fantásticos que tenemos en la cabeza. 

¿Qué nos mueve a coger un lápiz y crear? En mi caso la respuesta tardó un tiempo en estar clara pero cuando llegó provocó un momento de evolución personal marcado. Me mueve el mostrar a otros lo que yo considero belleza. Mostrar historias y criaturas surgidas de la imaginación, aquellas que siempre me han acompañado mientras he ido creciendo cuando era un niño y cuando ya he sido mayor. Quiero que la gente vea la riqueza de mi mundo interior y que otros se animen a crear los suyos inspirados por mis creaciones.

Aquí voy a permitirme desarrollar lo que para mí es belleza. No es lo guapo o hermosa que sea una persona (independientemente de su sexo, credo y otros elementos), para mí la belleza es aquello que es capaz de mover algo dentro de mí, sea una cruenta batalla, un romance fallido o un paisaje de los que arrebatan el aliento.  Para mí es tan bello el correr de la sangre (siempre hablando de ilustración), como el más hermoso de los paisajes jamás concebido. Si me conmueve adquiere para mí la categoría de belleza.

Luego llega el tema de la ilustración (o diseño), que puede ser cualquiera, desde infantil (que es divertido de realizar) a la ultraespecialización como pueda ser la ciencia ficción o la fantasía moderna. Creo que lo único que no me suele gustar como género para dibujar es el erótico, no por desprecio, si no por mera falta de interés por mi parte con todo mi respeto a los grandes profesionales que hay en ese género.

Hablando de temas, he oído alguna vez a gente cerrada echar pestes sobre el género de fantasía, usando todo tipo de argumentos (normalmente todos muy mal argumentados y basados en prejuicios) y clamando a los cuatro vientos la grandeza de la mitología clásica. Normalmente tiendo a pensar que lo que hoy llamamos fantasía es lo que llamamos hoy día mitología, así que me voy a permitir decir que la fantasía podría ser denominada también mitología moderna. Tanto respeto me merecen las antiguas obras de arte basadas en la mitología clásica como la fantasía moderna. No hay razón alguna para excluirlas entre si.

Llegamos a la última parte de lo que considero la base de mi pensamiento primitivo en cuanto al arte. Y es la razón de sacar esas ideas de nuestra propia mente. Queremos contar algo... ¿El qué exactamente? Personalmente tiendo a me hacia temática un poco más dramática y seria (cosa que no me impide divertirme con alguna idea absurda que se me cruce por la cabeza) algo casi teatral, que se sienta como si el espectador participase de alguna manera dentro de la idea. Que se sienta inmerso es la clave para mí para una buena ilustración. Y sobre todo que al ver la imagen puedan ellos mismos entender qué está pasando o qué pasará inmediatamente a continuación. Suelo coincidir con las grandes ilustradores en que el mejor momento es segundos antes del evento que se quiere contar y ocurre tanto en ilustración como en los cuadros clásicos que podemos ver en los museos. El uso de esa tensión y dejar al espectador que piense qué es lo que puede ocurrir, haciendo que se sienta emocionalmente atado a esa imagen. Conseguir la reacción que queríamos transmitir es la clave.

Para mí empezar un diseño o una ilustración comienzan preguntándome sobre lo básico, sobre lo que busco, sobre qué quiero transmitir y sobre todo cual es la mejor manera de llegar a ese punto, pero eso será un tema a tratar dentro de otras entregas de este discurso personal.

Cualquier comentario o debate siempre será bienvenido.

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